AQUÍ NO HAY NEUTRALIDAD

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viernes, 18 de julio de 2008

¡CON LA ÉTICA HEMOS TOPADO!

Existe un individuo, un tal Carlos Martínez Gorriarán, cargo relevante del partido de Rosa Díez, Unión Progreso y Democracia, que ha llegado a afirmar, más o menos textualmente, que "el abandono de las creencias religiosas, suele traer consigo un progreso cultural, social y político".
Parece ser que este individuo es profesor de ética, pero lo que, ciertamente, resulta palmario es que no tiene ni puñetera idea de política e historia.
Para empezar, la pérdida de valores morales, de referentes éticos, siempre ha sido un síntoma de deterioro social que, tarde o temprano, desencadena la necesaria, y a veces justa, reacción política y económica.
Un gran ejemplo histórico lo tenemos en la caída de la República Romana que, según la abrumadora mayoría de historiadores y juristas clásicos, vino como consecuencia de la laxitud de las costumbres; es decir: de la pérdida de referentes morales.
Lo mismo sucede en la actualidad.
Lo extraño, lo curioso, es que, precisamente, sea un conspicuo miembro de UPyD, partido que, supuestamente, viene a cubrir el vacío que ha dejado la ética perdida de los partidos imperantes, el que afirma que, en la actualidad, como resultado de la pérdida de dichos valores confesionales, estamos en un período de progreso social, económico, político y moral.
Claro que algunos tal vez entiendan como progreso, por ejemplo, la Revolución Francesa que, lejos de socorrer a sus sufridos luchadores, benefició, sin lugar a dudas, única y exclusivamente, a los pequeño burgueses que conspiraban tras las logias masónicas de salón, ésas que para alcanzar la democracia y la libertad tenían que partir del presupuesto, muy ético, de sesgar cabezas.
El laicismo, estimado Sr. Martínez, es sólo la punta del iceberg de la búsqueda del alma guillotinada.
Mientras que la sociedad asiente sus raíces en lo material, en la ética de lo insustancial, ésa que tanto usted como los suyos defienden, la sociedad, necesariamente, se autodestruirá, pura y llanamente, porque no tiene un fin al que dirigirse, ni puntal cierto sobre el que asentarse.
El relativismo, aquél que afirma, como dogma de fe, que lo que ayer fue hoy ya no tiene validez, mañana por la mañana, tal vez se despierte con el pie izquierdo y pretenda afirmar que lo ético no necesariamente comulga con lo estético, con lo que, seguro, la habremos cagado.
Recuerde usted, inestimable filósofo, dos hechos significativos de la reciente historia de la Humanidad, pues el Nacionalsocialismo y el Marxismo fueron hijos putativos del mismo credo con el que usted, en el fondo, comulga.
¿Y usted enseña filosofía?
¡MANDA CARALLO!

Francisco Pena

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