Estimada Sra.:
Ante todo me gustaría dejar claro que no pretendo entrar a debatir la compraventa o, tal vez, transmisión grautita de ternos, pero sí me gustaría matizar una de sus últimas afirmaciones.
Al efecto, me gustaría recordarle que no es del todo exacto que sus vestidos o trajes se los compre usted, sino, me temo que, muy a mi pesar, parte del importe que supone la contraprestación de los mismos recae en éste y en otros muchos sufridos ciudadanos de a pie que, contra viento y marea, tenemos que pagar cada tres meses a Hacienda.
En definitiva: que, aúnque sea una ínfima parte del precio de aquéllos, lo cierto es que es el que suscribe quién contribuye a satisfacer las, seguro, cuantiosas y burguesas facturas emitidas como consecuencia de sus no menos suntuosos caprichos de progre-burguesa.
Lo que más me duele de todo ésto, no es ya el dinero que se despilfarra por parte de indivudos/as como usted que malversan las arcas públicas, sino, y fundamentalmente, en el hecho, más que evidente, de que, aunque la mona se vista de seda, incluso con trajecitos de Chanel, poco se le nota la clase, si es que alguna vez la ha tenido.... y, en todo caso, su casta y singular belleza....
¡A ROBAR A SIERRA MORENA!
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