AQUÍ NO HAY NEUTRALIDAD

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martes, 27 de octubre de 2009

COMPLETAMENTE DE ACUERDO

http://www.elpais.com/articulo/espana/Cruzada/reparacion/reconocimiento/poeta/injustamente/condenado/elpepuesp/20091027elpepunac_9/Tes

Al contrario de lo que se viene haciendo con otros supuestos poetas y escritores, hoy loados por el actual régimen fascista, en el caso de Don Miguel Hernández Gilabert la recuparación de su histórica e incruenta figura sí merecen nuestro apoyo.
Al igual que le sucedió a José Antonio Primo de Rivera, aunque casi seis años después, Miguel murió en una triste y olvidada cárcel del penal de Alicante.
Éste, como tantos otros, es el resultado de la sinrazón, de la ignorancia del que aprieta el gatillo, pero que, generalmente, es también víctima del asesino que se excuda en una orden dada.

Vaya mi pequeño homenaje:

ELEGÍA
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería).
Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento. a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irán a cada lado disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.
(10 de enero de 1936)

2 comentarios:

Deolavide dijo...

Miguel Hernández fue, en mi opinión, una gran poeta.
Compuso poemas geniales, como este de Elegía a Ramón Sijé y otros como el famoso Nana de la Cebolla (ya escrito en prisión), Niño Yuntero y tantos otros. Los poemas de Miguel Hernández me gustan y muchos me emocionan.
Pero Miguel Hernández no fue condenado a muerte por ser poeta, Francisco. Lo fue por su actividad política durante la guerra. Una acción política tal vez limitada a la propaganda, sí. Pero una propaganda que en muchos casos no puede calificarse más que como abyecta y miserable.
Cabe preguntarse también si, un hombre inteligente como Hernández, no vio las atrocidades que se cometían en su bando. ¿No vio los crímenes, los “paseos”, las checas…?. ¿Tan ciego estaba?. Tal vez no era tan inteligente como suponemos, si consideramos que tras su viaje a la URSS (la URSS de Stalin) quedo “encantado”.
Por cierto, Francisco, Miguel Hernández no fue ejecutado. Su pena de muerte le fue conmutada (como a otros muchos) por condena a treinta años de cárcel.
Condena que, como muchos otros, posiblemente no habría cumplido en su integridad si hubiese sobrevivido a la tuberculosis que, como a otros muchos españoles en aquella época, le mató un 28 de marzo de 1942 (mi mismo padre, que conoció las checas que Miguel “ocultaba” en sus bellos poemas de propaganda, estuvo a punto de morir por la misma causa por aquellas fechas).

Vaya mi homenaje para el Miguel Hernández poeta (no para el propagandista de la tiranía soviética), recordando uno de sus emocionados y emocionantes poemas, “Niño yuntero”:

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.
Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.
A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.
Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente,
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.
Le veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
¿quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
(viento del pueblo)

Francisco Pena dijo...

Rectifico, pues.
Tiene razón, no fue ejecutado (me llevó el recuerdo de José Antonio), sino que murió en una triste celda de Alicante....
Cierto que fue propagandista, pero como él tantos otros, de uno y otro lado.
Erróneamente creía en un paraíso soviético, pero se me hace imposible aceptar que una persona con la sensibilidad del Miguel pudiere odiar como lo hicieron otros muchos de sus camaradas.
Asimismo, mi recuerdo va también por un excelente poeta que, al contrario de muchos otros de sus correligionarios y compañeros de profesión (léase, entre otros, Marcos Ana o Alberti), nunca empuñó un arma o ejecutó sin piedad al indefenso.
Es triste que una guerra civil haya llevado a tantos hombres valiosos.

Un saludo.