Frente a los contínuos ataques que vienen sufriendo las comunidades católicas, incluida España, creo que ya va siendo hora que tomememos conciencia de que nuestros hijos son también objetivo de los infieles, por lo que debemos empezar a plantearnos la necesidad de adoptar una nueva y beligerante actitud.
Mientras la mayoría ora, los demás deberemos actuar.
No sería, pues, descabellado plantearse la adopción de medidas de reacción contundentes que garanticen la integridad de nuestros familiares y correligionarios.
¡¡¡REACCIÓN!!!
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