AQUÍ NO HAY NEUTRALIDAD

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jueves, 15 de diciembre de 2011

NO SIN MI HIJO


Si me permiten, les voy a presentar a este señor porque me temo que la inmensa mayoría, a salvo los que somos aficionados al Fútbol Americano, no lo conocen.
Su nombre es Tim Tebow.
Nació el día 14 de julio de 1987 en Manila (Filipinas), aunque es de nacionalidad estadounidense.
Hasta el pasado año fue jugador universitario de Fútbol Americano, ganador del trofeo Heisman, sólo otorgado a los mejores.
Hoy es jugador de la Liga Profesional (NFL), como "Quarterback" titular de los Denver Broncos.
Hasta ahí, todo normal.
Pero la fama de Tebow no sólo se circunscribe a su indudable calidad deportiva, sino al "escándalo" ocurrido durante la emisión televisiva de la última Super Bowl o final de la NFL, cuando entre los anuncios emitidos, y contra todo pronóstico, se emitió uno coprotagonizado con su madre en el que hacían apología a favor de la vida y en contra del aborto.


Ni que decir tiene que todos los grupos de presión abortistas y feministas pusieron el grito en el cielo, no sin antes intentar por todos los medios, aunque sin éxito, que las cadenas de televisión no emitiesen dicho anuncio.
La historia de este joven es bien "sencilla". Cuando su madre estaba en el hospital en estado muy grave, descubren que está embarazada, siendo aconsejada por los médicos que abortase para, supuestamente, proteger su vida, amén de argumentarle que la medicación que recibía provocaría, en caso de seguir adelante con el embarazo, daños irreversibles en el feto y futuro bebé.
Los padres del muchacho, creyentes cristianos, aunque no católicos, pero para el caso es lo de menos, se negaron en rotundo por considerar que el aborto sería un crimen, asumiendo, con ello, el riesgo que, según el equipo médico, contraería la madre.
Pues bien, la madre se recuperó felizmente, el niño nació, fue a la Universidad, en dónde, amén de terminar sus estudios, se convirtió en figura del Fútbol Universitario (NCAA) y hoy es ya flamante titular de los Denver Broncos. 
Y es que al final, duela a quién le duela, la Verdad vence siempre a la mentira. 

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