Vaya mi enhorabuena a la Sra. Ministra de Defensa, Doña Carmen Chacón, y, por supuesto, a su esposo, por la venida al mundo de su retoño, fruto, sin duda, de su apasionado amor.
Tanto o más apasionado que el que el Sr. Rodríguez Zapatero le manifestó al nombrarle Ministra de un ramo del que, parece ser, tiene una notable experiencia, tal y como evidenció, incluso, cuando se encontraba en avanzado estado de gestación.
Parece ser que la preñez de la Sra. Ministra no fue obstáculo para su nombramiento, porque, al fin y al cabo, el estado de gravidez no es una enfermedad, con lo cual, siendo previsible su baja maternal, resulta, a la postre, que para el Sr. Presidente del Gobierno y para el Ministerio del Defensa, su titular deviene prescindible.
En definitiva, Sra. Ministra, que aunque no vuelva, seguro que no pasa nada.
Y, además, le agradezco personalmente que, habiendo acudido a parir a una prestigiosa clínica privada (muy propio del talante socialista y burgués), nos haya ahorrado a los contribuyentes un, seguro, buen puñado de euros.
Francisco Pena
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