No voy a ser yo quién prejuzgue la buena intención del Sr. Canalda, Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, a la hora de entrar a valorar el uso o desuso que cierta famosa hace de su hija menor.....por ello creo que sería menester generalizar la actuación aplicándoles el cuento a todos los famositos y famosetes que pululan por el llamado "mundo rosa"....y, por aquello de que todos somos iguales, o eso dicen, no vendría mal echar un repaso a los miembros y miembras de la Familia Real española que no les duelen prendas airear a sus menores por los cuatro vientos de nuestra geografía.
¡CHUPI GUAI!
4 comentarios:
Perdona camarada pero me parece que sacas un poco de quicio el problema.
Para eso hay que pensar de una forma hipotética, sincargas connotativas a lo que te voy a razonar:
La familia real se supone que es el ejemplo, la representación de la buena familia española. Debe ser tanto su reflejo como el modelo donde fijarse. De ahí que el primer cometido del heredero sea dar herederos... y exhibirlos.
Te estoy hablando desde un concepto puro de monarquía (ideal) cristiana. Si el Rey es el paterfamilias, el padre de la Patria, su heredero no puede ser menos y la familia del heredero debe ser eso que he explicado antes. Entonces estaría justificado esta exhibición? Pues sí.
Ora bien: La familia real ¿es un ejemplo patriotismo, tradicionalismo, catolicidad, santidad y buenas costumbres?
NO
¿Quiere eso decir que los miembros de la familia real española que todavía no han alcanzado la mayoría de edad tienen menos derechos que los menores, hijos del pueblo llano?
¿Acaso, entonces, no somos todos iguales?
Estimado camarada y amigo: Obviamente, la fotografía expuesta tiene la finalidad de evidenciar la absoluta contradicción en la que estamos inmersos.
Por un lado se critica, y me parece bien, a ciertos indivuduos/as que exhiben a sus hijos menores a lo largo y ancho de los medios de difusión y, por otra, nadie ve mal que haya padres que exploten a sus hijos poniéndolos a trabajar como modelos publicitarios.
Contradicción que surge, sin duda, de la absoluta falta de valores.
Por otro lado, y que me perdonen los monárquicos, si hay que poner un ejemplo, lo primero que hay que hacer es comportarse conforme a un modelo ideal. En el presente caso que citas, si hay que comparar a la señora que aparece en la fotografía y a mi esposa, me temo que aquélla sale perdiendo por goleada.
Para ejemplo de mujer católica, trabajora, esposa y madre, la mía....la de la fotografía, ni punto de comparación.
¡¡VIVA LA I REPÚBLICA...SINDICAL!
Si fueramos iguales Dios nos hubiera hecho iguales. Un retroceso del liberalismo es dar igualdad a todos, cuando eso es mentira. Cada cual tiene unos méritos, cualidades y responsabilidades y por ellos debe ser demandado. Hay a quien debe exigírsele más a otros menos. A un rey por supuesto ha de exigírsele el máximo.
Ahora bien, no confundas el término monárquico. Ser monárquico no es adherirse a una determinada dinástica, anclarse en sus parafernalias y en la cáscara. Ser monárquico es defender el gobierno de uno y punto. Me hace gracia quién se quiere llamar monárquico y defender el pesebre de estos pobres desgraciados. Esto no es monarquía es oligarquía.
Cuando hablo de igualdad, me refiero a la consecuencia necesaria del reconocimiento de la dignidad óntica o propia de la condición de ser humano o, para nosotros los creyentes, hijos de Dios.
Cuestión bien diferente es la desigualdad "ab extra" o preveniente del grado de responsabilidad que deriva del cargo que se ostenta, bien por autoridad adquirida, bien por potestad detentada.
Los menores como tales, carentes, en un estado primerizo, de uso de razón, deben tener una peculiar protección dada la condición débil de su persona, y no me refiero al estricto sentido físico, sino más bien moral e intelectual.
La degeneración del axioma sobre el que se sustenta el principio monárquico es que alguien es príncipe o rey por especial vínculo de origen, ajeno a toda idea de aptitud o capacidad.
Cristo, siendo Dios, asumió la condición mortal y "conquistó" la plenitud de la Vida (entendiéndola por Resurrección "in stricto sensu") por méritos propios, como consecuencia de la dura prueba y sufrimiento al que fue sometido y del que salió triunfante.
Por lo tanto, si Cristo, Dios mismo, es Rey de la Creación, no sólo por su condición divina, sino, y muy significativamente, por su obediencia y sacrificio, nada ni nadie puede asumir condición pareja alguna (aunque sea en un nivel tan ínfimo como nuestra condición mortal)sin que previamente haya acreditado de manera plena e indubitada que ostenta un "plus" de dignidad y aptitud para ser o llamarse rey o príncipe...aunque sea del reino de fantasilandia.
En lo demás, me afirmo y ratifico íntegramente en lo que he dicho.
Nota: También el término República ha de entenderse en sus justos términos y no en el sentido liberal del mismo.
Creo que un día escribí un artículo al respecto y que titulé "Los tres pilares fundamentales de la gran falacia", dedicado íntegramente a desmontar el concepto y sentido liberal de las palabras libertad, igualdad y fraternidad.
Por lo tanto, ni soy liberal, ni pretendo asumir la condición de benefactor de los menos iguales, pero, al menos, se me permita el beneficio de la duda de reconocer como principio irrenunciable el aserto de que todos los hombres somos iguales ante Dios....y, entonces, ¿quiénes somos tú y yo para contradecirlo?
Salud y República....Sindical.
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