Cuando John F. Kennedy pronunció estas palabras sabía que, a partir de ese momento, su vida ya no dependería del azar.
¿Quién, por qué, para qué?
La respuesta, a veces, como en este caso, es mucho más sencilla de lo que parece.
Los que, en su día, ordenaron su asesinato, siguen hoy condenando al Hombre a la esclavitud.
No será por no advertirlo, aunque a algunos, como a aquél, les cueste la vida.
¡¡DESPERTAD!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario