Ciertamente esta escena a todos nos produce risa.
El problema es que, por desgracia, no es sólo ficción.
Me explico.
Ahora cuando se está hablando de la necesidad de recortes en la Sanidad Pública y en otras instituciones de titularidad estatal, autonómica, provincial o local, conviene recordar quién ha provocado todo este desaguisado y quién ha permitido que personas como la del video, más que ser un poquito cortitas, en realidad se estén riendo del dinero de todos.
O dicho de otra manera: La Sanidad pública, contrariamente a lo que piensan algunos, se sostiene a costa de los presupuestos generales del Estado y de los impuestos indirectos que recauda el Estado y demás entidades territoriales públicas, y no de las cuotas particulares que cada cual satisfaga a la Seguridad Social, pues éstas están destinadas a otros menesteres tales como el subsidio de paro, pensiones, bajas por maternidad, etc.
Y esta afirmación es muy importante, porque mucha gente cree que por el hecho de pagar una cuota a la SS ya tiene el derecho inviolable a hacer lo que le sale de los pilinguinguis....al igual que muchos profesionales de la medicina, la enfermería o la administración sanitaria en general que consideran que por el hecho de haber ganado una oposición (aunque un altísimo porcentaje siguen siendo interinos) tienen el derecho a campar por sus anchas a costa, entre otras lindezas, de mi dinero.
Nos encontramos, además, con otro problema añadido, y es el hecho de que cientos de miles de individuos, por no hablar de millones, no han contribuido en su vida a las cargas del Estado y, lo que es peor, no piensan hacerlo, ya porque son extranjeros no regularizados, ya porque son automarginados (obsérvese bien el término que utilizo) sociales o, simplemente, porque, como muchos, prefieren excusarse de hacerlo alegando múltiples motivos peregrinos.
Pues señores: ¡Ya está bien!
Y a las cosas hay que llamarlas por su nombre.
Y cuando un funcionario o un estatutario no cumple con su horario laboral, hay que echarlo a la puta calle.
Y cuando un usuario de la Sanidad Pública utiliza ésta como si fuese casa ajena, ya que en la suya se cuida muy mucho de no despilfarrar ni un céntimo, hay que cobrarle los servicios y los medicamentos.
Y cuando un profesional de la medicina se dedica a atender a dos consultas, una pública y otra privada, en más de algún que otro caso (estoy intentando ser lo más moderado posible....a pesar de los datos de los que dispongo), la solución es bien sencilla: a la puta calle.
Y cuando un administrativo de un centro de salud, a pesar de haber ganado, supuestamente, una oposición, no sabe distinguir entre una urgencia de lo que no lo es, y remite a los pacientes al médico de cabecera, el cual, en plena consulta, se ve obligado a interrumpir el curso normal de la misma porque al obligado a hacerlo no tuvo los pilinguinguis de negárselo al "usuario" de la sanidad, también hay que echarlo a la puta calle.
Como cuando los sindicatos de clase, ocultan circulares internas de cómo debe funcionar un centro de salud y de las obligaciones (no sólo derechos) que les corresponden a sus trabajadores, incluidos administrativos y enfermeras.
Y cuando los médicos se tienen que dedicar a lo que los ATS desde hace tiempo se niegan a realizar....por aquello de la denuncia.....también a éstos, a la puta calle....
Y cuando la gente se dedica a ir a urgencias porque hace dos o tres semanas tienen un dolor en el hombro derecho, no vaya a ser cáncer o tendinitis, simplemente cobrarles los gastos generados y, además, la parte proporcional de las horas extras que se les ha esquilmado a los profesionales de la sanidad pública.
Ese señores, es el problema, y la solución.
Dejémonos ya de tantas mariconadas...y en vez de dedicarnos a cambiar los nombres de los hospitales.....o los de las calles.....con el consiguiente gasto injustificado....(en el caso del Hospital Juan Canalejo de La Coruña, hoy CHUAC -fíjense la horterada del nombrecito....o CHUS, el de Santiago de Compostela...otra mariconada más ....que supuso un desorbitado gasto) ...pensemos en racionalizar la gestión y el uso de nuestra Sanidad Pública y exigir a cada parte, usuario, profesional y gestor, la cuota de responsabilidad que les corresponde.
Sólo así podrá sostenerse una Sanidad Pública eficiente y universal.
En caso contrario, me temo que el cierre está garantizado.
Francisco Pena
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